top of page
No. 14.- Monolito de Quetzalcoatl (Dios y hombre).jpg

Época Prehispánica

Escúchalo en Español

Escúchalo en Inglés

El origen de nuestro pueblo, según las exploraciones arqueológicas realizadas, puede considerarse totonaca, ya que se han encontrado vestigios de cerámica del horizonte preclásico (1200 al 1500 de nuestra era).

Sin duda, estas tierras fueron influenciadas y habitadas por otros pueblos. Una leyenda sobre nuestros orígenes narra que, allá por el año 1380, llegaron a estas tierras los teochichimecas, agrupados en cacicazgos, uno de ellos, el distinguido Cuauhtochco.

Impulsados por el dios Camaxtli, quien les reveló: "Adelante habéis de pasar y no es aquí aún donde ha de amanecer y hacer sol y resplandecer con sus propios y refulgentes rayos" (Muñoz, 1892. P. 34), abandonaron Poyautlán, a orillas del Lago de Texcoco, para dirigirse hacia el oriente, posiblemente desprendiéndose de las tribus tlaxcaltecas, y establecerse en el lugar llamado Tetlalpan, que significa "sobre tierras pedregosas".

Atraídos por la majestuosidad del volcán, le pusieron el nombre de Poyautecatl en honor al lugar de donde provenían, cuyo resplandor se aprecia en la hora del crepúsculo. Es aquí donde surge otra leyenda en torno al dios Quetzalcóatl (hijo del dios Camaxtli), quien, hecho hombre, se dirigió al oriente tras sufrir traición por parte de los toltecas, pueblo al que había impulsado hacia un gran desarrollo. En su afán de alejarse de ellos, recorrió estas tierras y finalmente llegó a las playas, donde construyó una pira, la prendió fuego y se inmoló.

Dicen que mientras ardía, de sus cenizas surgieron hermosas aves que, entonando sus cantos, se elevaron al cielo. Cuando las cenizas se extinguieron, su corazón se elevó como el ave de quetzal misma, convirtiéndose en estrella y posándose en lo alto del Volcán Poyautecatl, que desde entonces tomó el nombre de Citlaltepetl (Cerro de la Estrella).

Quetzalcóatl, el planeta Venus, el lucero de la mañana, aparece diariamente en el oriente para descender al firmamento y posarse al lado del volcán, vigilando estas tierras.

La zona arqueológica de Tetlalpan abarca una extensión aproximada de 10 km², y su centro ceremonial se encuentra ubicado a 8 km al suroeste del municipio. Allí se aprecian montículos y bases piramidales cubiertas de vegetación, formando una majestuosa plaza que yace dormida, esperando ser rescatada para revelarnos nuestro pasado prehispánico.

En el pasado, el lugar era pantanoso, pero debido a una epidemia, el pueblo se trasladó al cerro donde actualmente se encuentra ubicado.

Gracias a su clima y ubicación geográfica, el cerro de Cuezcomatepetl fue asiento y granero de otros grupos, como los olmecas históricos y los toltecas, con una gran influencia de pueblos como los teotihuacanos y los mexicas durante diferentes etapas de su existencia.

Este lugar tuvo una gran importancia debido a sus minas de obsidiana, que aún existen. Además, durante la expansión del imperio de Moctezuma Ilhuicamina, se establecieron graneros para recibir tributos de toda la región.

En el ámbito religioso, destaca la figura del distinguido religioso que, además de evangelizar, organizó territorialmente la región, trazó el lugar, construyó los primeros templos, promovió la educación y enseñó oficios. También mostró una preocupación constante por el bienestar de los habitantes del lugar.

Con estas leyendas y hallazgos arqueológicos, se traza una historia fascinante y enriquecedora de nuestro amado pueblo, Coscomatepec, que a lo largo del tiempo ha sido testigo de culturas, tradiciones y leyendas que forman parte de nuestra identidad. En este esfuerzo por rescatar y preservar nuestra herencia cultural, trabajamos arduamente para que las futuras generaciones valoren y conozcan el legado que engalana a nuestro querido Pueblo Mágico.

311115958_1238245570067393_408041426851331132_n.jpg

La conquista y la colonia 

Cuando los españoles llegaron, los pobladores permanecieron sumisos por orden del emperador mexica. No obstante, después de la noche triste en la que Hernán Cortés sufrió una derrota y huyó de Tenochtitlan, esta zona se levantó en armas, ocasionando la muerte de más de 100 conquistadores.

Con la llegada del conquistador Francisco de Bonal, quien fue encomendero de la región, los pobladores se convirtieron en tributarios directos de la corona española, ofreciendo productos como el algodón y el cacao.

En ese período, también arribó Fray Alonso de Santiago, junto con otros franciscanos, con el objetivo de congregar a todos los naturales que, a causa del horror de la conquista, habían huido a finales del siglo XVI. La inseguridad derivada de los ataques de los negros insurrectos llevó a cuatro terratenientes de esta zona a solicitar al Virrey Don Diego Fernández de Córdoba la fundación de la Villa de Córdoba en las Lomas de Huilango, cerca de Amatlán. Esta medida tenía como propósito establecer un lugar para proteger el camino Real y las fincas cercanas.

Durante este tiempo, se suscitaron pugnas por las tierras y luchas en contra de los abusos de los terratenientes. Asimismo, se llevaron casos al tribunal de la Santa Inquisición y se construyó el camino de Iturrigaray. Estos eventos marcaron el final de la época colonial en la región.

310843364_1238243223400961_3562800039324832433_n.jpg

La independencia

A finales de la primera década del Siglo XIX, las ideas separatistas toman importancia en Coscomatepec.

Don Mariano Gómez, un acomodado arriero del barrio Tecujapa, viajaba al interior de la Colonia para intercambiar mercancías, lo que le brindó la oportunidad de asistir a las Juntas Literarias de Querétaro, organizadas por Hidalgo, Allende, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, entre otros. Recibiendo información de primera mano, Don Mariano Gómez trajo las ideas libertarias, logrando el apoyo del Bachiller Don Antonio Amez y Argüelles, cura del lugar y conocedor de las ideas de la Ilustración.

En 1811, un piquete del regimiento provincial de Tlaxcala llegó de Córdoba a Coscomatepec y aprehendió a Don Mariano Gómez. Ante su negativa de delatar a los demás insurgentes, fue fusilado.

El pueblo continuó en la lucha, y en ese momento, Don Miguel Hidalgo había sido fusilado, dejando a cargo del movimiento insurgente a Don José María Morelos y Pavón. Nicolás Bravo se unió a la lucha junto con su padre y hermano, y entonces, Morelos lo nombró Comandante de la Provincia de Veracruz.

Después de varias campañas, Bravo estableció su cuartel general en Coscomatepec, un lugar estratégico y seguro para sus tropas. Desde allí, amenazó las villas de Córdoba y Orizaba y atacó los convoyes realistas que transitaban del Puerto de Veracruz a la capital del virreinato.

En 1813, los españoles iniciaron las acciones para acabar con el cuartel insurgente de San Juan Coscomatepec. A pesar de los ataques, Bravo y sus hombres, junto con el pueblo, se enfrentaron valientemente en varias y terribles batallas, en las que la mayoría de las veces hicieron retroceder al ejército español.

El virrey Calleja decidió el ataque formal al pueblo insurgente, enviando una fuerte división al mando de Juan de Cándano para sitiar el lugar. Tras intensos combates, el sitio fue roto el 4 de octubre de 1813.

El General Bravo, apreciado y respetado por su liderazgo, mantuvo el espíritu insurgente en el pueblo, enfrentando diversos desafíos y luchas en apoyo a la independencia. La historia de su valentía y el importante papel de Coscomatepec en la lucha por la independencia se mantiene viva en la memoria de sus habitantes, quienes celebran cada 3 de octubre con la "Cabalgata" y un gran Desfile Cívico Militar.

La comandancia de Coscomatepec siguió vigente, y el pueblo continuó participando en la lucha hasta que finalmente, el 27 de septiembre de 1821, el Regimiento de Dragones de Coscomatepec desfiló unido al Ejército Trigarante en la entrada triunfal a la Metrópoli.

311016103_1238240310067919_3767203139536437128_n.jpg

Las intervenciones y el imperio 

Muchos de los hombres que participaron en la guerra de Independencia y sus descendientes continuaron luchando por las libertades de nuestro país. Uno de ellos fue el coronel Honorato Domínguez, quien se inició en la lucha alistándose en el escuadrón coscomatepecano, bajo el mando del teniente Marcos Heredia, liderados por el coronel Francisco Vargas. Este último formaba parte del ejército del estado encabezado por Juan Soto, responsable de la defensa del territorio nacional ante la Invasión Norteamericana en 1847.

Honorato Domínguez destacó por su liderazgo, destreza en la guerra, habilidades ecuestres y conocimiento del territorio veracruzano. El general Ignacio de la Llave lo invitó a participar, junto con su tropa conocida como "chinacos", en la Revolución de Ayutla y en la Guerra de Reforma. Su valiosa participación llevó a la derrota de las fuerzas conservadoras en varias ocasiones, incluida la "Derrota del Once Jamapa" cuando enfrentaron al general Miguel Miramón.

Durante la Segunda Intervención Francesa, Domínguez fue temido por el ejército francés, participando en numerosas batallas y triunfos contra las fuerzas de Napoleón III. Único jefe armado en Veracruz que se negó a reconocer el Imperio, su resistencia atrajo la admiración del Emperador Maximiliano durante una visita al lugar. Porfirio Díaz, su compañero y amigo de guerra, lo estimaba y respetaba profundamente.

En nuestra lucha patriótica, no solo se utilizó el poder de las armas, sino también el de la pluma. Nació en 1818 el ilustre jurisconsulto licenciado Fernando de Jesús Corona y Arpide. Su padre y abuelo participaron en las huestes de Morelos y después su padre formó parte del ejército de Nicolás Bravo.

Fernando de Jesús se inclinó por el estudio y formó parte de la Generación de la Reforma junto a hombres como Zarco, Ocampo, Mata y Lerdo. Con gran sentimiento patrio, impulsaron la formación de un estado liberal basado en la justicia y la igualdad. Este coscomatepecano redactó los "Códigos Corona", considerados el antecedente y base fundamental de la Constitución de 1857.

Participó en la lucha como secretario del General Ignacio de la Llave, ocupó diversos cargos en la Judicatura y ejerció tres veces el cargo de Gobernador del Estado de Veracruz. La memoria de estos valientes hombres y su legado perduran en la historia de nuestro querido pueblo.

311016103_1238240310067919_3767203139536437128_n.jpg

La revolución

A finales del siglo XIX, una aparente calma reemplaza las batallas, pero surgen divisiones en el pueblo. En el pasado, estas divisiones eran entre liberales y conservadores, lerdistas y porfiristas, muchos de ellos amigos cercanos de Don Porfirio, a quien habían conocido en anteriores conflictos. Sin embargo, ahora se enfrenta una nueva división entre los científicos porfiristas y los revolucionarios liderados por el presidente del partido antirreleccionista, don Jesús Heredia. Esta rivalidad lleva a sangrientos enfrentamientos y persecuciones de los antirreleccionistas por parte de los porfiristas.

Siguiendo las indicaciones del Plan de San Luis, los revolucionarios se alzan en armas en este lugar el 19 de noviembre de 1910, liderados por Cándido Aguilar y Rosendo Garnica, enfrentando a los federales. El Hotel Central, propiedad de José María Heredia Esperón, se convierte en cuartel maderista, donde se almacenan armas, costales de maíz y bestias de carga.

En esta etapa, destacan dos ilustres coscomatepecanos. Raymundo Salas Loyo toma las armas ante la llegada al gobierno del usurpador Victoriano Huerta, alcanzando el grado de General de División por sus méritos en Campaña. Por otro lado, Luis Bretón Díaz, en 1914, con un grupo de 1500 hombres, sale en apoyo a don Venustiano Carranza, quien enfrenta una nueva invasión norteamericana en el Puerto de Veracruz.

En honor a la relevancia de Coscomatepec, el gobernador Teodoro A. Dehesa otorga el título de ciudad a este lugar. En los festejos, por primera vez se toca el Himno a Bravo, de la autoría de Don Rafael Delgado (1903). Durante esos años, se coloca la nomenclatura de las calles, y se lleva a cabo la remodelación de la plazuela Hidalgo y del parque Constitución, que incluye la construcción de su kiosco (1905).

No. 57.- Día de Muertos.jpg

Vida de la región y el municipio

Por su ubicación geográfica, Coscomatepec es un lugar donde, no solo convergen los habitantes de las 52 comunidades rurales que tie- ne el municipio, sino también de los municipios que lo rodean como son Ixhuatlán, Chocamán, Tomatlán, Calcahualco y Alpatlahuac.

Durante el día aumenta significativamente un movimiento comercial para retornar a la habitual tranquilidad de todas las noches. La principal actividad económica es la agricultura, ocupando el primer lugar nacional en la producciónde chayote. 

Para adentrarnos en la vida de sus habitantes es imprescindible pasear por el centro, una oportunidad de conocer lugares y edificios donde cada uno nos cuenta su propia historia.

La Parroquia de San Juan Bautista, edificio monumental ubica- do en el centro de la población, construcción iniciada por el cura Anto- nio Amez y Argüelles en el año de 1830. Posteriormente llega en su lugar el cura Miguel Domingo Reyes y ante la preocupación de que los feligreses asistían a misa bajo la lluvia o el sol, pidió ayuda para colocar el techo y con el dinero compró un billete de lotería mismo que salió premiado. Inmediatamente colocó la cubierta de metal mandada a traer de Europa, elaborada con acero inoxidable y que aún se conserva como muestra del desarrollo industrial de la época.

Para 1903 es colocado en una de las torres el Reloj inglés fabricado por el relojero real de Gales. De la imagen del Cristo de la Agonía ve- nerada en este templo, solo existen tres replicas en el mundo: en la Villa de Limpias, provincia española de Cantabria, su lugar de origen; en la Habana, Cuba y en Coscomatepec.

Cuentan que allá por el año de 1919 se corrió la noticia de los milagros del Cristo de la Agonía, cuando un maremoto amenazó la ciu- dad de Cádiz y ante su imagen las aguas retrocedían.Poco después, llegó esta réplica, fina imagen realizada en madera, en el tren “El Huatusquito” y cuyo destino era Xalapa; lo bajaron en este punto y siempre hubo dificultad para llevarlo a su destino final.

Al enterarse la gente del pueblo, empezaron a visitarlo para hacer oración; ante los milagros conce- didos, el señor José María Heredia decidió comprarlo para amparo del pueblo.

 

Un Cristo viajero que deci- dió quedarse aquí. Visitar este templo es la oportuni- dad de conocer parte de la obra del extraordinario pintor español Joan Bernadet y Aguilar. (1860- 1932) y que dejó en varios lugares del esta- do de Veracruz.

A finales del Siglo XIX y auspiciado por el entonces gobernador Teodoro A. Dehesa, realiza en la parroquia de San Juan Bautista, una serie de imágenes religiosas pintadas al óleo sobre tela y de gran valor artístico.

Su talento también es visible en retratos de encumbrados personajes como Nicolás Bravo, Fernando de Jesús Corona y Arpide y Miguel Domingo Reyes. La Imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, que se encuentra en la nave derecha del templo, fue pintada en el año 1899, inspirada en la iconografía bizantina del siglo XIII.

Existen varias obras más, pero destacan dos por su gran formato y, aunque no están firmadas, por sus características pueden ser atribui- das al maestro catalán: “La Sagrada Familia” y “La Santísima Trinidad”.

 

El Parque Constitución engala- nado con sus enormes palmeras, su kiosco de diseño moruno, el obelisco en honor a los héroes del pueblo, y los bustos de personajes como Fernando de Jesús Corona y Arpide y Miguel Domínguez Loyo, es uno de los principales puntos de reunión para la gente del pueblo y de la región.

A un costado se ubica la Plazuela Hidalgo, lugar donde antiguamen- te se establecía el tianguis.

Frente al parque se ubica el Pala- cio Municipal con diseño arquitec- tónico que armoniza con la Parro- quia de San Juan Bautista. En su escalinata se encuentra un mural donde está plasmada parte de la historia del pueblo.

También se encuentran las piezas arqueológicas que representan al Dios Quetzalcóatl y la pieza que sir- vió como pila bautismal durante la época colonial.

El Portal Leonardo Bravo, donde este pueblo juró la Constitución Política de 1857, es un espacio de folklor y movimiento.

Este edificio tiene una historia muy particular, se dice que el rey de España tuvo un hijo natural y para

protegerlo lo envió a Nueva España con su amigo el Virrey Iturrigaray. Cuando se dio el golpe de estado en 1808, el Virrey lo mandó con un hacendado de aquí para que a su vez lo protegiera.

Este edificio fue construido por Don Joaquín Fernández y Ferruz hijo del Rey y su construcción lle- gaba hasta la calle de Abasolo.

Actualmente, la mayor parte de las propiedades todavía son habi- tadas por descendientes de este personaje.

En el Museo Tetlalpan se resguar- da una importante colección de piezas prehispánicas, la mayoría en- contradas en la zona arqueológica de Tetlalpan y que han sido recupe- rados por los habitantes del lugar.

Archivo Histórico “Fernando de Jesús Corona. Lugar donde perma- necen los restos del jurisconsulto autor de los “Códigos Corona” junto con su retrato pintado por Berna- det; lugar donde se resguardan li- bros y documentos históricos. 

La Capilla de San Diego (Rectoría), considerada el primer templo del lugar construido por los francisca- nos (1550). Su arquitectura guarda las mismas características de los edificios construidos por los prime- ros evangelizadores y donde cele- bran las fiestas de San Diego y San Isidro Labrador.

 

En el recorrido podrá apreciar las fachadas de casas de varios cosco- matepecanos ilustres como la Posada del Emperador, lugar donde se hospedaron importantes personajes como el Emperador Maximiliano y donde vivió Rosario Patiño Domínguez, primera gran mujer publicista de México, extraordinaria empresaria y visionaria, que entre muchos éxitos, impulsó la carrera de su esposo Francisco Gabilondo Soler (Cri-Cri); la casa de Don Fer- nando de Jesús Corona y Arpide, donde actualmente se encuentra la notaria del lugar; la del Dr. Mi- guel Domínguez Loyo, historiador e impulsor de la microhistoria en el estado de Veracruz; la de Jesús Domínguez Rosas, escritor y poe- ta; de Don Librado Basilio, escritor y maestro destacado y la casa delreconocido historiador Dr. Enrique Florescano Mayet. Dentro de este recorrido no faltan las visitas a la panadería para obser- var la elaboración del Pan de Cosco, famoso en la región: a los talleres de talabartería y marroquinería; observar la elaboración de los finos puros de tabaco, visitar un expendio de café, tomar una nieve tradicional.

Aquí los artesanos reciben con gusto a los visitantes, mostrando con orgullo sus piezas artesanales que llevan por ende todos sus pen- samientos y sentimientos experi- mentados durante la elaboración de cada una de ellas. Otra forma de conocer la dinámica del pueblo es viviendo sus alegres tradiciones.

 

La plaza, es como se le denomina al tianguis ancestral que se realiza cada lunes en el centro de la po- blación, un lugar lleno de colorido y algarabía donde aún se practica el trueque y se puede comprar desde una aguja hasta un caballo.

Las procesiones realizadas en honor a la Virgen de Guadalupe durante los primeros 12 días de diciembre. Las más concurridas son las realizadas del 2 al 11, donde cada uno de los barrios acude a la Parroquia de San Juan Bautista “a oír misa” de 7 de la noche con las imágenes de la Virgen que cada fa- milia tiene en un lugar especial de su casa.

Es una manifestación de agradecimiento a la Virgen Morena por su intercesión en los favores concedi-

dos durante el año y que llena de vivos colores las calles por donde pasa; siempre encabezadas por las danzas tradicionales de “Los San- tiagos”, “Los Negritos”, entre otras.

 

Al regresar al barrio, cada familia hace un festejo, donde no faltan los tamales, el ponche y un trago de aguardiente para cuidar a los danzantes de un resfriado. Las danzas entonces, ejecutan sus sones completos en las calles, en medio de ese gran ambiente de fiesta.

Una procesión, aparte de estas, es la del Club de Alpinismo, quienes el fin de semana anterior al 12 de di- ciembre realizan una ceremonia en la cima del Citlaltepetl para bajar en relevos, con el Fuego Alpino y unir- se a la procesión correspondiente a ese día. Por estas fechas también se celebran los Los Cerritos, que se realizan del 9 al 12 de diciembre en los barrios del Panteón, Tecujapa, La Palma y Perote; consisten en la representación de las apariciones de la Virgen del Tepeyac. 

Otra ocasión para visitar el lugar es el viernes anterior al Domingo de Ramos; aquí las ventanas de mu- chas casas se abren para mostrar los altares dedicados a la Virgen de los Dolores. Cada familia se esmera porque en su altar no falten cortinas, riegos, copas con agua aloja, flores y desde luego la imagen de La Dolorosa. La Semana Santa es, para propios y visitantes, un tiempo de celebración de los actos religio- sos en un ambiente de paz.

Para la celebración de los Fieles Difuntos, desde días antes, la plaza (el tianguis) observa un mayor movimiento. Conforme se acerca la fecha, la gente va adquiriendo lo necesario para montar sus altares, iniciando con la compra de petates, tenates, trastes, ingredientes para la preparación de la comida y casi en los últimos días, el pan y las flores. Los días 1 y 2 de noviem- bre obliga la visita al panteón para convivir con los que ya se fueron, en medio de una fiesta con olor a copal y cempasúchil.

La Danza de los Santiagos. Representa la lucha entre los moros y cristianos encabezados por el Señor Santiago. Cada danzante hace una manda o promesa para agradecer o pedir un favor a la Virgen de Guadalupe. La música es interpretada con una flauta y un tambor. Los sones, movimientos y prendas tienen un importante simbolismo.

La danza de los negritos repre- senta la ceremonia de la muerte de la culebra. Cuando un grupo de ne- gros se encuentran trabajando en el campo, la culebra le pica al niño y para aliviarlo hacen un ritual, lo cual es observado y representado por los lugareños. La música es inter- pretada por banyo, guitarra y violín.

La comida típica es muy rica y variada. Dentro de los platillos más ex- quisitos se encuentran la barbacoa

de borrego, el tezmole de borrego o de espinazo, el chilatole de flor de izote, el chilatole de frijol gordo, el Tlatonile, las memelas (triangulitos) de frijol, diferentes tipos de tamales como los de piña con coco, de manjar, de elote, de frijol dulce, de elote, y para cada domingo no pueden faltar los tamales de chilatole de frijol acompañados con chicharrón.

Con una gran variedad de dulces típicos como las famosas panelitas de coco, coco con piña y de cacahuate; los tejocotes y los higos en almíbar, los duraznos curtidos junto con las naranjas rellenas de coco, todos irresistibles a cualquier paladar.

bottom of page